“La pregunta de quién mató a Mariano tiene una respuesta que va más allá del que disparó”

Julián Morcillo y Alejandro Rath son los directores de Quién mató a Mariano Ferreyra,  película inspirada en el libro homónimo de Diego Rojas y que marca el debut actoral de Martín Caparrós. La movilización por justicia para Mariano llegó al cine.

Por Laura Sosa

Esperamos el desayuno en Café del Retiro, un bar que hace unos meses funcionó como locación de la película. Nos encontramos a unas cuadras del escenario que dio origen al film: Comodoro Py y el juicio a José Pedraza, acusado de instigador del asesinato de Mariano Ferreyra, militante del PO que luchaba contra la tercerización en el Ferrocarril Roca.

Quienes esperan son Julián Morcillo y Alejandro Rath, directores de Quién mató a Mariano Ferreyra, uno de los primeros afichelargometrajes del Ojo Obrero, organización que realiza cortometrajes de tinte político y clasista. Pero la movilización en torno al caso Mariano los llevó a una producción totalmente nueva, que incluso contó con el debut actoral del periodista y escritor Martín Caparrós. ¿Pero por qué una película cobre Mariano?

Alejandro: -Estábamos en deuda por no haber estado ahí. Por no haber estado con nuestras cámaras y que sirvan para esclarecer el caso. Estuvimos en el puente Pueyrredon, en el Argentinazo y ayudaron en esos casos para difundir. En el caso del puente incluso declaramos en el juicio para meter en cana a la bonaerense que disparó. Sentimos que la manera de saldar esa deuda era hacer una película que contribuyera a ganar al público a la idea de que Pedraza y sus cómplices tienen que ser condenados a perpetua.

-¿Cómo surgió la idea?

Julián: -El 21 de octubre salimos a entrevistar a participantes de la movilización y compañeros de Mariano, y empezamos a pensar en hacer una película con eso. Después hubo un festival muy grande en Plaza de Mayo y suspendimos para hacer un corto que se proyecte allí. El corto expresaba una estructura similar a la que encontramos en el libro de Diego Rojas. Después del festival nos encontramos y quedamos en hacer algo juntos. En el libro encontramos una estructura cinematográfica porque estaba montado en tres líneas narrativas. Era un buen material para una transposición al cine.

-¿Cuál es la relación entre la película y el libro?

libromarianoJulián: -Empezamos haciendo lo que son las semblanzas de Mariano por parte de sus allegados, familiares, amigos y compañeros de militancia. Simultáneamente trabajamos en el guion de lo que corresponde a una investigación periodística más dura, donde se estudia el negociado detrás de la tercerización, y la relación de los sindicatos con las barrabravas y el poder político del estado. No podíamos presentar toda esa información de manera documental y empezamos a pensar en crear el personaje de un periodista que desarrolle esa investigación y haga el camino de Diego interpelando a que el público lo acompañe.

Alejandro: -En el libro hay una línea más, literaria, que repasa lo sucedido por horarios, donde se toma licencias poéticas. Ahí fue más fácil encontrar un correlato ficcional.

El Ojo Obrero es un grupo que hace documentales de batalla, marcados por la urgencia de su realización al abordar hechos de la realidad política más inmediata del país. Quién mató a Mariano Ferreyra es una producción de otras características, ya que se trata de un largo guionado con elementos de ficción. Se armó un equipo diferente y otra forma de organización. Se buscaron trabajadores de la industria fuera del grupo. Contó con un director de fotografía y cámara, tres sonidistas, una encargada de artes, un guionista que también trabajó en producción, y un equipo de músicos que hizo la banda y la postproducción de sonido. En el Ojo no había una definición de roles tan clara.

Julián: -Lo que provocó la muerte de Mariano se tradujo en el plano del arte con manifestaciones de lo más diversas, como el disco Cuerpo, del que incluimos un tema. Todos los artistas que participaron tienen un compromiso con la causa que hizo posible reforzar la tarea y prescindir de pagar ciertos servicios.

Alejandro: -La reconstrucción con cien personas movilizadas es algo raro para la producción cinematográfica. Cuesta mucha guita, lo hace solo el mainstream. Participaron compañeros de Mariano que estuvieron el 20. Fue un giro porque no pensamos lograr una movilización tan importante. Finalmente no sólo la cantidad de gente si no el compromiso que tomaron nos permitió un registro muy vivo y casi documental.

-¿Qué mensaje quiere dejar la película?

Julián: -Dar una respuesta a la pregunta que encarna el título. Quién mató a Mariano tiene una respuesta que va más allá del que disparó. Una parte de la sociedad, la vinculada a la actividad política, lo advirtió y se movilizó. Otra reconoce, por las movilizaciones, qué son los burócratas asociados con la policía. Lo que no existe es un conocimiento exhaustivo de los móviles políticos y económicos que hay detrás. La idea de la película es jugar ese papel. Que la investigación del periodista ofrezca al público las pruebas que van más allá de las materiales de quién mató a Mariano, que llegan a la participación de la policía y de la burocracia en los armados de las tercerizadas desde las privatizaciones. Un recorrido necesario para comprender que no se trata de un hecho de violencia producto de una rencilla subida de tono.

caparrós

El caso Mariano y el puente Pueyrredón están vinculados porque colocan al periodismo a prueba. El tratamiento del asesinato de Maxi y Darío motivó la famosa tapa de Clarín “La crisis causó dos nuevas muertes”, que terminó generando una película documental que criticaba el rol de los medios en esa masacre. El crimen de Mariano suscitó una serie de tratamientos tendenciosos que el protagonista del film tiene que atravesar. Es un periodista con una impronta investigadora profunda y tiene que enfrentar las exigencias de una línea editorial patronal para conocer la verdad.

Esa tarea es reivindicada desde el título, que ya en el libro hace referencia al periodismo que encarnaba Rodolfo Walsh. Una nota de Ernesto Tenembaun, “Fue Duhalde” -publicada en Revista Veintitrés-, plantea el debate sobre las actitudes que tomaron los medios y que luego tuvieron que corregir. En gran medida sucedió lo mismo con las muertes de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. El periodismo es interpelado en la película, en la que Tenenbaum, por cierto, hace un pequeño papel.

-¿La difusión de la película contribuye a la justicia por Mariano?

Julián: -La movilización no es exclusivamente una marcha. Hay otras acciones que exceden eso, y esta película forma parte. Puede contribuir si estrenamos sobre la llegada de la sentencia. La idea es crear una atención mayor sobre las últimas instancias del juicio.

Alejandro: -La película en sí es una movilización importante. Que Caparrós, Tenembaun y personas que cedieron su casa hayan aportado a la película ya es un hecho político.

El Ojo Obrero semiestrenó otra película el año pasado en una muestra. Fue el primer largo producido con una vía de fomento del INCAA. Está muy vinculada con Quién mató… porque aborda la temática de los callcenters, donde la tercerización es la lógica fundamental. El largo anterior del Ojo es Casino, sobre la huelga de los trabajadores del casino en 2007.  Hay un salto allí, ya que previamente las películas del Ojo eran cortos o medios, con un interés didáctico de mostrar algún aspecto puntual de la lucha de clases desarrollado en formato audiovisual.

Julián: -Nosotros como documentalistas participamos en la creación de una organización que peleó por una vía de subsidios del INCAA. En la filmografía del Ojo hay un hiato que tiene que ver con la lucha hasta que conseguimos ese subsidio. Ahora hay una serie de películas que estamos pudiendo producir accediendo a equipos de mejor calidad.

-Amenazaron a una actriz de la película…

Julián: -Tal como hizo Lucía en ese caso, poner en conocimiento público inmediatamente las amenazas es la forma  correcta de actuar. Este episodio se inscribe en una cadena, hubo amenazas a docenas de testigos, está el caso de Alfonso Severo, por ejemplo. Hay una carga de impunidad todavía muy presente en el accionar de las patotas ligadas a la Unión Ferroviaria. No hay que entrar en provocaciones sino mantener el espíritu de movilización del que participa la película. No esperamos más pero tampoco vamos a amedrentarnos.

-¿Cómo fue la selección de actores?

Alejandro: -Había que hacer la película rápido. Son tiempos extraños para el cine el hecho de decirle a un actor “en 3 semanas filmamos”. Así y todo, un montón leyó el proyecto. La idea de conseguir alguien conocido era poder tener una mayor difusión. movilizaciónEmpezamos a pensar que un periodista podía representar el papel y Caparrós tenía todos los números puestos porque mantiene la independencia en su profesión. Nos reunimos y en una semana nos dijo que lo quería hacer. Estuvo muy bueno el laburo con él y se fue comprometiendo cada vez más con el caso, tuitea sobre el tema, está enterado y tenemos comunicación permanente. El resto son compañeros más cercanos a nuestra militancia de siempre. Hay personajes que aparecen a través de voces telefónicas: Enrique Piñeyro, Leonor Manso y Soledad Villamil. Es un grupo que ya tiene una actividad con nosotros.

¿Cómo se dio este debut de Caparrós?

Julián: -Nos dijo que hacía mucho que nadie lo sorprendía. Esta propuesta lo entusiasmó. Sabíamos que había actuado en dos películas haciendo pequeños papeles. Una de Pino Solanas y otra sobre  John Reed. Era evidente que tenía un gusto por el cine. No fue difícil convencerlo…

Alejandro: -Le gustan los desafíos…

Julián: -Su trabajo fue muy bueno. Nos habíamos visto solo dos veces y de pronto íbamos a convivir una semana, 11 horas por día. Una vez que entramos en confianza fue buenísimo. Su laburo sorprendió a todo el equipo y a medida que avanzamos se fue soltando…

Alejandro: -Intervino en la creación del personaje y en modificaciones que lo mejoraron.

Julián: -Reescribimos cosas con él. Su devolución fue fantástica y las cosas que marcó eran las mismas que habíamos notado. Lo que demostraba era la preocupación por el éxito del proyecto.

cuerpoLa película fue financiada con el subsidio conseguido con DOCA (Asociación de Documentalistas Argentinos), para el que se debió presentar un proyecto que fue aprobado por un jurado. Es un subsidio de poca plata para una película, por lo que también necesitaron el aporte del trabajo de técnicos y extras. El rodaje arrancó en abril y terminó en diciembre.

-¿Qué expectativa tienen para el lanzamiento?

Julián: -Si salís en más de 15 salas tenés que pagar un impuesto, si salís en menos no llegás a que, en las dos semanas que por ley el exhibidor te tiene en cartel, se trasmita el boca a boca. Hay que buscar un equilibrio y sobre todo apoyar la película la primera semana, que determina que siga en cartel y es clave porque no sabemos qué va a pasar con la sentencia. Es fundamental que una vez terminado el juicio tenga continuidad para que la gente, en caso de que la sentencia no sea justa, tenga la posibilidad de encontrar ese canal de movilización, así como si logramos justicia. Por eso este llamado a la solidaridad. Hay que reventar las salas el primer fin de semana.

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